Lee el siguiente texto sobre dos científicos que con sus aportes permitieron el acercamiento y comprensión del funcionamiento y constitución del sistema nervioso; estos son Camillo Golgi y Santiago Ramon y Cajal. Con base a éste, responde las preguntas propuestas en la guía de clases.DISFRÚTALO
Un poco de historia del Sistema Nervioso

En la ciencia, los caminos no suelen ser directos. Muchas veces las observaciones son difíciles de realizar, los experimentos dan resultados distintos al ser repetidos y, como si esto fuera poco, los científicos no necesariamente interpretan lo mismo ante las mismas evidencias, lo que provoca a veces luchas tremendas.
Una de estas fuertes “diferencias de opinión” ocurrió a fines del siglo XIX entre el italiano Camillo Golgi (sí, el del aparato de Golgi de la Célula) y el español Santiago Ramón y Cajal. Ambos brillantes científicos, pero pensaban algo absolutamente opuesto respecto de una pregunta: ¿cómo es la estructura del sistema nervioso?
En esa época, se sabía muy poco del sistema nervioso y tampoco se disponía de muchas técnicas que permitieran investigarlo tanto estructural como funcionalmente. Para estudiar cómo estaba conformado el tejido nervioso, se podía cortar cerebros en láminas delgadas y tratar de analizar esas láminas a través de unos microscopios de baja capacidad de resolución. Pero como los tejidos suelen ser transparentes, no se ven mucho, a menos de que sean teñidos con algún colorante especial. Ahora bien, si se le aplicaba un colorante que tiñera todo por igual, tampoco iba a servir, porque en vez de tener un tejido transparente, ahora tendríamos un tejido uniformemente coloreado de azul, o rojo, o del color que fuere. Se necesitaba entonces disponer de colorantes que tiñeran algunas partes de tejidos y otras no. Por lo que, para estudiar el sistema nervioso, contar con este tipo de técnicas era indispensable, y la técnica que revolucionó el campo de investigación fue desarrollada en 1873 por Camillo Golgi; quien había descubierto que la tinción con cromato de plata permitía teñir parte del tejido nervioso. Con esa técnica, se veía parte del tejido nervioso teñido de negro en un fondo no teñido que se ve de color dorado.
Ante la posibilidad de realizar dichas observaciones a los tejidos; Se presentaron dos hipótesis opuestas acerca de la organización del Sistema Nervioso; Una es la planteada por Camillo Golgi, quien pensaba que el sistema nervioso poseía una estructura reticular, es decir, que no había en él células individuales como en otros tejidos, sino que las neuronas estaban totalmente conectadas a través de sus prolongaciones (axón y dendritas). Ramon y Cajal, por su parte, defendía la teoría neuronal: que establecía que, si bien las neuronas se encontraban estrechamente interconectadas, constituían unidades independientes entre sí (Ver Figura 1.). También realizó investigaciones sobre la polarización dinámica, en la que establecía que el impulso nervioso viajaba de las dendritas a los axones y demás investigaciones relacionadas con lo que actualmente conocemos como sinapsis y neurotransmisores.

Figura.1 Dibujo de Cajal sobre sus observaciones
Décadas después, con la aparición del microscopio electrónico, se pudo observar que efectivamente entre las neuronas existen espacios bien claros que comunican las células entre sí: las sinapsis.Pudiendose así esclarecer que la hipótesis acertada era la de Santiago Ramon y Cajal. Debido al trabajo de ambos científicos en el año 1906 fueron nominados a recibir el premio nobel en Fisiología o Medicina.
Ahora bien, sabemos, por boca de Cajal, que sus diferencias con Camillo Golgi no se limitaron al terreno profesional, sino que fueron más profundas. Él mismo escribe en uno de sus libros: ¡Cruel ironía de la suerte, emparejar, a modo de hermanos siameses unidos por la espalda, a adversarios científicos de tan antitético carácter!
Tras la ceremonia de entrega del premio Nobel, donde Golgi impartió un discurso aferrándose a la teoría reticularista, Cajal se despachó a gusto contra su rival. En sus memorias, no duda en definir a su compañero de premio, como uno de los talentos más engreídos y endiosados que conoció. Es más, confiesa que no comprende, si no es desde el punto de vista de la psiquiatría, a esos temperamentos mentales consagrados al culto del propio yo, herméticos a toda innovación e impermeables a los incesantes cambios sobrevenidos en el medio intelectual. Les acusa de paralizar el progreso, pretender que se renuncie a la crítica, y desear que el nivel intelectual de sus colegas descienda hasta que acepten como dogma su visión. No obstante, estas enconadas críticas, Cajal reconoció la gran calidad e importancia de la obra científica de Golgi, a quien se refería como el sabio de Pavía.
Hoy sabemos que Cajal tenía razón: la teoría neuronal supuso, para algunos, uno de los mayores hitos de la Neurociencia, tal vez incluso la semilla a partir de la cual se instauró la disciplina moderna, ya que sus aportes aún siguen vigentes gracias a su tenacidad, empeño y disciplina en la investigación del Sistema Nervioso. ¿A qué se debió que ambos hubiesen de compartir el premio? Probablemente la tarea de Cajal hubiese sido mucho más ardua de no haber contado con la técnica de coloración desarrollada por Golgi, que permitió teñir y observar las neuronas como nunca antes había sido posible.
Así pues, cuando Cajal y Golgi se sentaban delante de sus microscopios, armados de papel, lápiz, curiosidad y paciencia infinitas, tenían ante sus ojos imágenes prácticamente idénticas. Y, sin embargo, nunca vieron lo mismo.
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